Hombre Hueco

No tengo alma.
No tengo corazón.
Lo que alguna vez fui, quedó esparcido en fragmentos invisibles que nadie recoge.
Camino entre gente viva como un eco sin dueño, un reflejo que no sabe de dónde viene ni hacia dónde va.

Antes me movía el amor, ahora me empuja el hambre.
No es hambre de caricias, ni de promesas;
es hambre de piel, de jadeos, de sudor compartido.
Un apetito tan crudo y vacío que deja a quien lo prueba deseando más… pero sin querer volver.

No busco ternura, no busco salvación.
Quiero arrastrarte a un precipicio sin final,
donde la calma se rompa,
donde el placer sea tan salvaje que deje cicatrices invisibles.

Soy un hombre olvidado.
No inservible, no muerto…
solo convertido en un lugar del que nadie sale igual.

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