“Hombre en Fuego”

Soy un hombre atado a su propio fuego.

Corrí detrás de tu sombra

hasta romperme los huesos.

Te di la piel, los días,

la voz que callaba mis miedos,

y en tus manos aprendí

que el amor podía ser bala y medicina.

Me abrazaste con la ternura

de quien enciende un faro en la tormenta,

y luego me dejaste solo

con la tempestad devorándome los ojos.

El amor que me diste

fue herida y refugio,

un puñal que cortaba

y al mismo tiempo sostenía mi alma.

Y aunque me dejaste sangrando,

todavía arde la pólvora en mi pecho.

Un incendio que no pide permiso,

un eco que no sabe callar.

Soy ceniza que respira,

cicatriz que aprendió a caminar.

Soy la prueba de que incluso en ruinas

un hombre puede seguir en pie.

Porque aunque me quitaste el destino,

nunca apagaste mi fuego.

Ese fuego será entregado

a quien no tema arder conmigo

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